71 mujeres fueron asesinadas en nuestro país por sus compañeros o ex compañeros en el año 2.007, una menos en el año 2.008 Una mujer cada cinco días. ¿Indignante no? pues las cifras aún nos enseñan mucho más: 400 mujeres denuncian cada día que sufren malos tratos. El número total de denuncias por violencia de género sumaron 108.261 de Enero a Septiembre de 2.008 y más de 90.666 mujeres llamaron al 016 desde septiembre de 2.007 hasta diciembre del 2.008
En el 31,4% de los casos de homicidio el agresor tenía antecedentes por malos tratos.
Las denuncias fueron presentadas en su mayoría por la propia víctima, (75%) seguidas por los atestados de intervención directa, (12%), el parte de lesiones, (11%) y las denuncias presentadas por familiares, (1,4%)
Por comunidades, Madrid fue la que más llamadas recibió con más de 20.000, seguida de Andalucía (14.772) y Cataluña (12.105)
Del total de denuncias presentadas, 12.342 fueron retiradas por las propias víctimas. En cuanto a las sentencias dictadas estas fueron 11.675 de las que un 64 % (7.472) fueron condenatorias.
Estas son unas cifras realmente demoledoras que deben darnos que pensar.
Si tuviésemos que hablar de perfiles, con la prudencia que requiere el generalizar, nos encontraríamos en el caso del maltratador con una persona de baja autoestima aunque se muestre altivo y seguro de sí mismo, muy dependiente a nivel emocional y con un carácter agresivo del que no siempre habrá hecho gala, por lo que muchas veces este detalle pasa desapercibido hasta que ya es tarde. A menudo tienen sentimientos diferentes hacia la pareja, la necesitan pero se sienten hostiles hacia ella, celosos, aunque seguros del no abandono de su pareja, necesita de la humillación y de la sumisión para estar contentos.
Este perfil no implica, ni una clase social, ni un nivel cultural determinado y así nos podemos encontrar casos de maltratos en familias o parejas inmersas en la pobreza como en familias o parejas de clase media, media-alta o alta.
Tampoco podemos encasillar al maltratador solo como aquel que infringe violencia física sobre su víctima. Hay muchos cuya violencia psicológica puede causar igual o mayor daño que el daño físico exceptuando, claro está, los casos de muerte o grandes lesiones, aunque se han dado casos de mujeres que llegaron al suicidio inducidas por la propia pareja quien había conseguido anular totalmente a la persona como tal.
Por lo que se refiere a la víctima, también suelen ser personas con bajo nivel de valor y autoestima, provenientes en muchos casos de entornos familiares donde tampoco han sido suficientemente valoradas o lo han sido de forma diferente a los miembros varones de su entorno, por ello el hecho de que su pareja tampoco las valore o no las escuche les puede parecer algo “normal” y acostumbran a no poder desarrollar sus potenciales en otras áreas que no sean las propias de la casa al recluirse en ella y en el caso de mujeres bien situadas y con trabajos estables que sí consiguen valorarse a sí mismas por sus logros laborales, se ven afectadas en otras áreas.
Son personas tendentes al aislamiento social influenciadas directamente por el maltratador quien se encarga de inculcar miedo para que no se relacione con nadie, por lo que poco a poco pierde sus relaciones interpersonales.
A nivel de pareja suelen buscar, todo ello de forma inconsciente, a personas aparentemente más seguras de sí mismas que se contraponen a ellas, llegando a idolatrar a sus parejas. Esta relación se basa en una ilusión que finalmente se vuelve en su contra.
Precisamente por su necesidad de afecto, las víctimas suelen volcar todas sus atenciones en la pareja con el fin de no ser abandonadas y de tener el amor y cariño de esta. Su dedicación es absoluta lo que crea un caldo de cultivo óptimo para el maltratador.
Finalmente otros factores como el miedo a la soledad, al futuro incierto las llevan a perdonar, a veces, o a mantener contactos esporádicos con el agresor con la esperanza de que este cambie.
Nuevamente repito que estos perfiles no son absolutos y que deben ser tomados con exquisita prudencia. Ni ambos perfiles tienen porque reunir todas estas características, ni el hecho de reunirlas significa matemáticamente que se vaya a producir una situación de maltratos físicos, psicológicos o de ambos a la vez.
Lo que es frecuente es que el maltratador se sienta inferior y ante el miedo a ser o a creer que pueda ser ridiculizado y/o abandonado por su pareja, opta por el maltrato físico. A menudo patologías como el alcoholismo o la adición a las drogas potencian estas situaciones de maltrato.
Frente a cualquier situación de maltrato, este debe ser denunciado, la víctima debe abandonar el domicilio y desoír cualquier llamada para el perdón o la reconsideración.
En nuestro país la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género que entró en vigor en 29 de junio de 2.005 trata de paliar los efectos de esta lacra y proteger a las víctimas. No obstante una es la voluntad y otra la realidad.
Desgraciadamente aún encontramos casos como el de Sylvina Bassanni, datos que he obtenido del informe de Amnistía Internacional (Obstinada realidad, derechos pendientes) que murió asesinada tras pedir protección y justicia para ella y su hijo durante 19 meses. Tan febril actividad contrasta con la pasividad y falta de diligencia del Juzgado, su equipo técnico, la fiscalía y la Guardia Civil, o el tristemente y ya casi olvidado caso de la mujer que murió al no funcionar la pulsera de seguimiento y alerta.
Este informe que recoge la realidad en cuanto al desarrollo real y aplicación de la Ley, efectúa también una serie de recomendaciones al gobierno central, gobiernos autonómicos tanto en materia de atención sanitaria, como asistencia integral, letrada inmediata y de calidad, acceso a la denuncia, protección y trato policial adecuado, entre otros todo ello con el fin de que dicha aplicación y desarrollo de la Ley sea total.
Por parte de los ciudadanos de a pie, solo nos queda prestar atención a este tema, no dejar en la medida de nuestras posibilidades que sucedan nuevos casos de maltratos, incluso denunciándolos cuando tengamos conocimiento de ellos y exigir de todas las formas legales posibles, la aplicación de la Ley y la celeridad que estos temas requieren por parte de todos los estamentos implicados, ya sean gubernamentales, judiciales o policiales.
No olvidemos que la vida humana está por encima de colores, creencias, ideas y/o intereses partidistas o corporativos.
jueves, 22 de enero de 2009
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Buena entrada, tristemente real y palpable.
ResponderEliminarSaludos
¿alguna vez podremos acabar con esta lacra? me cuesta encontrar un sí¡¡ ojalá ocurriera..
ResponderEliminarsaludos
Un individuo comentaba en el bar, si mi mujer tal y tal y se va a quedar con el piso, el sueldo y los niños, no me queda más que tal y tal.
ResponderEliminarO cambian las penas y la justicia o esto no va a terminar nunca.
Saludos Cordiales.
Mac excelente artículo...en muchas oportunidades denuncian al agresor, cuando son visitadas lo niegan. Lo de las pulseras no funciona, lo de los 300 o 500 metros tampoco.
ResponderEliminarEs claro que el agresor ha vivido situaciones así en su hogar, y la víctima por diferentes circunstancias no lo deja...toda la familia se enferma. Uno de los tratamientos que suele funcionar es que vivan en diferentes hogares y concurran a las sesiones ambos, pero la situación económica rara véz lo permite.
Es un tema con muchas aristas...abrazos!!!
Y lo peor de todo esto es que encima existen personas que defienden esos actos.
ResponderEliminarEl otro día sin ir más lejos, en la clase de Igualdad de género, un chico de unos 20 años decía que la ley miraba mucho por la mujer, y que en muchos casos las denuncias por malos tratos eran falsas y que también la culpa la tenían las mujeres porque lo que tenían que hacer era estar en casa y no salir a trabajar. El chico en cuestión se llevó un buen repasito por mi parte pero lo triste es que hay muchísimas personas que piensan lo mismo aunque no tengan la "valentía" para soltarlo.
Todavía hay mucho machito suelto que se piensa que la mujer es una propiedad y que por lo tanto puede hacer con ella lo que le plazca.
A la ley todavía le falta mucho por hacer, cada muerte es un ejemplo de ello.
Besitos