Hoy se cumplen cinco años del brutal atentado de la estación de atocha en Madrid. Hoy hace cinco años que aún con el sueño en mis ojos desde la habitación de un hotel a escasos centenares de metros de aquella estación, escuché levemente la detonación y después por casualidad al poner el televisor empecé a tomar conciencia de lo que había ocurrido. Al salir a la calle, el silencio en el paseo del Prado solo roto por las sirenas de las ambulancias y coches de policía que se dirigían hacia la estación hizo que todo yo me estremeciera.
Las primeras impresiones, los primeros comentarios apuntaban a Eta, aunque yo nunca di crédito a esas afirmaciones. Esa no era la forma de actuar de esa organización terrorista y aunque conservo en mi memoria lo ocurrido en Barcelona en el aparcamiento de Hipercor, recuerdo que aquel aparcamiento, según se hizo público posteriormente, no era el objetivo del coche bomba.
Pero por encima de la identidad de los autores de aquella masacre cuyo goteo de muertos iba en aumento a lo largo de las horas, mis pensamientos se esforzaban en tratar de entender el porqué de aquella barbarie. Aún tenía frescas en mi memoria las imágenes de los aviones estrellándose contra las torres gemelas de Nueva York y el posterior desmoronamiento de los edificios. Curiosa alegoría futurista de lo que ahora ocurre a nivel mundial, el desmoronamiento del capitalismo, de una forma de vida, que cuando superemos esta crisis, ya no será igual.
Entendí entonces y sigo entendiendo ahora que la desesperación, el hambre, las privaciones y las injusticias que algunos poderosos se empeñan en provocar, son aprovechadas por visionarios, fanáticos que en nombre de un Dios o una religión, para inculcar en las mentes de los más débiles la semilla del odio y la venganza con la promesa de obtener un lugar en el paraíso.
Las víctimas del 11-M eran inocentes seres humanos que se desplazaban a sus lugares de trabajo o de estudio. No eran dirigentes poderosos cuyas acciones o decisiones por sí mismas, pudieran cambiar el curso de la historia. No eran mujeres ni hombres de estado, no eran genios de las finanzas, presidentes de grandes corporaciones o multinacionales. Tampoco lo eran, al menos en su mayoría, los muertos de las torres gemelas. Tampoco lo eran ni lo son todos los cadáveres con los que nos amenizan los telediarios en las sobremesas o antes de cenar, víctimas de los atentados que se producen casi a diario en Irak u otros países, ni muchos de los que recientemente murieron en Palestina, ni los muertos que produce la hambruna en áfrica, o los que mueren de SIDA en cualquier rincón del mundo.
Tras todos estos muertos se esconden sucios intereses, a veces económicos, a veces políticos, a veces geoestratégicos.
Han pasado cinco años desde aquella triste mañana y si no fuera porque los medios de comunicación se encargan de recordárnoslo, a la mayoría se nos olvidaría, como parece haber caído en el olvido el asesinato del periodista Jose Couso en Bagdad o del fotógrafo Juantxu Rodriguez en Panamá o el del político Ernest LLuc por citar ejemplos que fueron mediáticos. ¿Pero alguien recuerda quienes eran Santos Santamaría Averaño o Juan Miguel Cervilla? o ¿cuándo y donde murieron asesinados por Eta? Solo los más cercanos a las víctimas siguen reviviendo no una vez al año, sino cada día los hechos que les arrebataron a hijos, parejas, amigos…
La mente humana tiende a olvidar, como mecanismo de defensa, aquellos acontecimientos que nos impactan de forma negativa. Algunas veces de forma voluntaria se intenta borrar de la memoria colectiva, ciertos acontecimientos de forma interesada. Es peligroso recordar y poco conveniente deben pensar y piensan quienes moviendo invisibles hilos hacen que nuestra vista o nuestros pensamientos se vuelvan hacia otros escenarios. Otras veces son los mismos medios de comunicación quienes de forma involuntaria y por acumulación de hechos noticiables hacen que se disuelvan nuestras tendencias a razonar y recordar.
Hoy habrá ramos o coronas de flores en la estación de Atocha. Algún que otro político se pasará para “chupar” cámara aunque en su interior piense que es un “coñazo” tener que destinar unos minutos a ese acto. Habrá verborrea en grandes cantidades y menciones en los medios escritos y audiovisuales. Mañana seguramente estaremos pendientes de otras cosas y a nadie se le ocurrirá pensar que por la maldad de unos pocos, nadie, absolutamente nadie estamos a salvo de convertirnos en las próximas víctimas inocentes ya sea por el terrorismo de las bombas o por el terrorismo que se ejerce al despedir trabajadores, al negar alimentos o medicinas, al contaminar y emponzoñar nuestro planeta y a tantos y tantos tipos de terrorismo que no necesariamente precisa de armas o explosivos .
Quiero pensar, y al menos hoy quiero tener la esperanza de creer que todas aquellas personas inocentes que afirmamos murieron absurdamente, no lo hicieron en vano. Quiero creer que su muerte al menos sirvió para que algunos, pocos aún, pensemos que deberíamos intentar lograr un mundo mucho mejor y más justo.
In memoriam.
miércoles, 11 de marzo de 2009
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Muchos tachan las consecuencias de oportunismo político, pero yo creo que el pueblo reaccionó, igual que terminará reaccionando si se le sigue tomando el pelo como hoy día.
ResponderEliminarBuena entrada,
Un abrazo,
Momo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
ResponderEliminarTienes razón. Ciertamente el pueblo reaccionó pero tengo la sensación de que solo lo hizo frente al oportunismo político pero que no fue más allá en sus conclusiones.
Ojalá reaccione pronto siempre que dicha reacción sea pacífica.
Un abrazo.
Y todavia siguen los politicos peleandose por quien tuvo la culpa, la verdad es que estamos en un pais, ..... lo dejamos que nos calentamos y eso le toca al cabreao.
ResponderEliminarese cadi oe
Fue horrible ojala hechos como ese no vuelvan a ocurrir,y los politicos no se aprovechen de opotunismo para sus campañas, verguenza tenia que darles cuando un hecho asi pasa,y aprovechar la ocasion en vez de ponerse a trabajar para que esto no ocurra.
ResponderEliminarUn besito cielo.
Desgraciadamente fué un día que nunca lograremos borrar de nuestra memoria, Mc Gyver estoy contigo en que la mente humana es selectiva y nos permite ir aparcando todas estas experiencias negativas, pero yo diría que menos mal, porque sino sería muy dificil superar tantas tragedias y seguir viviendo con un mínimo de alegría y felicidad.
ResponderEliminarNunca olvidaremos la inquietud de esa mañana, como de pronto todo dejó de importarnos viendo tan cerca el sufrimiento de gente como nosotros que se limitaban a vivir un día normal de sus vidas.
Estoy seguro que desde entonces todos fuímos un poco más conscientes de lo fácil que llega la desgracia y de lo importante que es saber disfrutar las cosas buenas de la vida.
De todos modos como bien dices, es necesario recordar todas estas cosas para que no se vuelvan a repetir hechos como estos.
Creo que la forma en la que tu lo has hecho con esta entrada era la mejor posible.
Un abrazo.
Mi solidaridad con todos los que siguen sufriendo en silencio...saludos opaito...
ResponderEliminarEse día lo tenemos todos en la mente. Yo recuerdo perfectamente qué es lo que estaba haciendo en ese momento y cómo de repente, todo perdió su sentido.
ResponderEliminarIncomprensión, impotencia, desconcierto y dolor. Dolor por todas las familias que en un momento habían perdido de la forma más injusta a sus seres queridos.
No voy a entrar en el bochornoso espectáculo que nos ofrecieron nuestros políticos. Sólo haré referencia al discurso de Pilar Manjón (Presidenta de la Asociación de Víctimas del 11M) ante la Comisión de Investigación de estos atentados y que provocó que a TODOS los allí presentes se les cayera literalmente la cara de vergüenza.
Todos agacharon la cabeza, hicieron propósito de enmienda públicamente e incluso se plantearon disolver esa patética comisión.
Unos días después, se les olvidó todo y volvieron a tirarse los trastos a la cabeza.
Como dice Manuel Rivas en El lápiz del carpintero: "La peor enfermedad es la suspensión de la conciencia"
Besos
MAC así es tendemos a olvidar, lo recuerdo perfecto porque aquí escucho una radio en la que trabaja un corresponsal de allí. Luego lo ví por la tele.
ResponderEliminarCada persona tiene momentos tristes que prefiere no recordar, el mío es cuando a mis amigos los llevaron a la guerra absurda de Malvinas...es una sensación indescriptible, como los que no volvieron, los que se salvaron y tratan de sobrevivir a pesar de todo!!!
Ojalá no sucedieran más hechos terroristas, que solo consiguen destruír familias...besitos!!!
Muy buen artículo McGyver, como bien dices el recuerdo es corto ante ciertas cosas. Muchas veces ni se desean recordar ¿habrá algún interes en ello?.
ResponderEliminarPero lo penoso que es que los politicos siempre perdien la compostura ante hechos como estos, hoy en el homenaje a los muertos PSOE y PP peleados, como ultimamente.
Si ni en el recuerdo ante atentados como estos son incapacez se guardar sus disputas por un día, no merecen ser nuestros gobernantes.
Una sola pregunta. ¿cuántas cosas no han ocultado de este atentado por intereses políticos?
Opaito: Yo no se si se han ocultado muchas cosas o no, pero lo que si se es que cuando llegué a Madrid el día antes habia mucha presencia policial en las calles al menos desde el trayecto del aeropuerto hasta la plaza de las cortes. Daba la sensación de que se estuviera esperando un atentado.
ResponderEliminarCasualidad tal vez o tal vez no.
Ha pasado cinco años y hace unos días me sorprendió la noticia de que AHORA las compañías de móviles estaban obligadas a dar los DNI de los compradores de móviles.
ResponderEliminarYo pensaba que una de las causas de aquella tragedia se habia resuelto. Pero nó
Eso sólo una causa.
Siguen habiendo tantas que no han sabido resolver que a veces siente uno verguenza ajena.
Los políticos no han querido estar con las asociaciones de las victimas. Los políticos que hace cinco años fueron capaces de mantener la sangre fría tienen la misma sangre fría hoy.
Hasta los eggs de la "unidad" frente al terrorismo.....hasta los guevos.
Yo no creo en los mártires. No creo que ninguna muerte sirva para algo, eso es simplemente un modo de justificarla. Simplemente son cosas que no tienen que ocurrir, y hay que hacer todo lo posible por evitarlas. Un besito.
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