El trabajo constituye la actividad más importante de la vida humana si consideramos, cuantitativamente, el tiempo que se le dedica. Si analizamos el tiempo de cada día, que dedicamos a nuestra vida laboral, es mucho más del que empleamos a las cosas que nos gustan.
Se estima que entre diez y doce horas empleamos cada día en cosas relacionadas con nuestro trabajo o para nuestro trabajo y eso siempre en capitales pequeñas o zonas rurales. De grandes capitales con trayectos largos, ya ni calculamos. Además que el horario de trabajo se respete escrupulosamente, lo cual es casi nunca, a no ser que trabajes en una gran empresa o seas funcionario del estado.
Capitulo aparte merecen los autónomos, estos ya ni los tenemos en cuenta.
Durante la década de los ochenta y mediados de los noventa la idea de vivir para trabajar era considerada como la fórmula del éxito. No obstante, ante la aparición de fenómenos como el Síndrome del Burn Out (serie de enfermedades originadas por el estrés laboral) y el Karoshi o muerte súbita por presiones en el trabajo, se replanteó el concepto de actitud sana hacia el trabajo. Y es que el siglo 21 llegó plagado de nuevas patologías relacionadas con el campo laboral y los estilos de vida.
A partir de ese momento la sociedad empezó a tener conciencia de que era necesaria una vida laboral sana y un horario adecuado de trabajo para la salud. Pero, ¿los patronos tienen esa conciencia para sus trabajadores?
Cada día el nivel de competitividad en el trabajo es mayor y cada día las empresas buscan mayor rendimiento, por menos dinero, por ello no es extraño que entre los mismos compañeros exista cierta o mucha rivalidad, para no ver en peligro tu cabeza con lo cual, cada día te hace ser no solo más exigente, también más desconfiado, por ello la empresa consigue su objetivo.
Pero esa presión diaria si no la controlas y tus problemas laborales los sigue llevando a casa, se pueden volver en una adicción y por tanto en una enfermedad, ya que todo aquello que empieza como una costumbre, se convierte en un hábito, luego en una necesidad y ya aparece la enfermedad. Ser responsable en el trabajo es bueno, podemos decir que hasta necesario, pero cuando esta responsabilidad llega a no ser controlada se le da un termino, te conviertes en un Workaholic.
Es importante no confundir a una persona responsable y trabajadora con un workaholic (anglicismo que se refiere a una actitud compulsiva hacia el trabajo). Es comprensible que alguien pueda vivir una temporada de intensas jornadas laborales ante baches en el negocio, fusiones, lanzamiento de producto o cambios de dirección, por ejemplo. Pero cuando tu trabajo, hace que tu vida social se vea sacudida, te sientas deprimido en tus horas libres o que tu mente a un reposo este puesta en la oficina, en tu banco de trabajo o en el mostrador de la tienda, probablemente debes empezar a pensar si te estas convirtiendo en un adicto al trabajo.
Por último te ponemos algunos rasgos del típico workaholic.
Vive para trabajar.
Antepone el trabajo al resto de sus actividades.
Deposita su autoestima sólo en sus logros (o fracasos) laborales.
Dedica más de 12 horas de cada día a su trabajo.
Está satisfecho con su vida laboral, pero son infelices en otros aspectos.
Compromiso excesivo y compulsivo con la actividad profesional.
Pensar en el trabajo cuando no se está trabajando.
Ansiedad e inseguridad ante responsabilidades laborales.
Sus "entretenimientos" tienen que ver con su profesión.
Esperar que todos trabajen como él.
No disponer de un sistema de prioridades estables.
Sentido de culpa cuando no trabaja.
Sus familiares lo acusan de mostrar más interés por el trabajo que por ellos.
Experimentar placer cuando relata lo mucho y lo duro que trabaja.
No tomar vacaciones.
Así que ya sabes neng, ten cuidadín.
Salud.
Si algún día me toca la lotería, no quiero saber nada del trabajo.
ResponderEliminarSaludos TRABAJADOR...:-)
Uff, pues creo que tengo principio de workaholic, creo que voy a tener que empezar a medicarme jeje, solo que a lo mejor me veo en el parooo :D
ResponderEliminarUn saludo
Besos