¿Qué es un político? A veces no estoy seguro de no haber hablado ya de estas cosas en el blog, deben ser cosas propias de la edad el que se me olvide de todo lo que he llegado a hablar o quizá es que me gusta demasiado hablar o escribir, según se vea, o dicho de otra forma, que hablo demasiado.
La pregunta está mal planteada y debería enunciarse de otra forma: ¿Qué debería ser un político? Un político debería ser alguien capaz de comprender, entender y asumir como propios los problemas colectivos de la comunidad, entendiendo como tal, el conjunto de la población de un país, de una región o comunidad autónoma, una comarca, una ciudad, un pueblo o un distrito y una vez hecho esto, tratar de buscar la fórmula con la que dar solución a estos problemas o estas inquietudes intentando satisfacer al mayor número posible de dicha comunidad y si no es posible ser lo suficientemente valiente como para “agarrar el toro por los cuernos” y explicar el porqué no se puede.
Pero un político habría de ser, también, capaz de entrever o preveer los problemas que aún están por venir y aplicar a la política las políticas necesarias para evitarlos.
Un político debería ser alguien honesto, transparente, sincero y humilde. Alguien capaz de no prometer aquello que no puede dar o que no puede hacer, capaz de reconocer sus limitaciones y no esconderlas o disfrazarlas, pero sobretodo alguien que debiera ser consciente que ocupará el lugar que le toque no solo por sus propios méritos, si no porque los ciudadanos confían en él y que deberá marcharse con el mismo sigilo con que llegó cuando ya no tenga ese respaldo o cuando se vea incapaz de seguir.
¿Difícil no? Verdaderamente lo es, pero haberlos haylos como las meigas o brujas. La mayoría jamás saldrán a la luz porque aunque cuenten en esencia con los valores que se supone debieran tener, han de contar con otra serie de cualidades: Capacidad de comunicación, elocuencia, presencia, etc.
Opaíto hace mención en su comentario de hoy a un deseo que muchos compartimos. La aparición de un partido que se aleje de lo que estamos viendo y sufriendo más que viviendo a diario en nuestro escenario político. Un partido en el que pesen más las personas que los colores, algo que en la realidad parece cada día más y más utópico.
Los que ya tenemos unos años recordaremos que por los años de la transición, las Asociaciones de Vecinos tuvieron un peso, una influencia muy fuerte en la política de este país. Hoy en día esa fuerza ha desaparecido. Los actuales políticos dirían o dicen que reconocen la importantísima labor llevada a cabo por estas asociaciones que permitieron avanzar en el camino de la democracia y que nutrió, de mujeres y hombres de gran calidad humana, las filas de los actuales partidos políticos.
¿Habéis visto que parrafada os he soltado sin que haya dicho nada? Jajaja. Bueno la realidad es otra. Cuando los partidos políticos vieron el potencial y la fuerza que estas y otras asociaciones podían tener, vieron en ellas una vía para aumentar su presencia o también posibles amenazas y se empeñaron en infiltrarse en ellas con el único objetivo de hacerlas proclives a sus intereses, cuando no suyas y así, poco a poco, las fueron vaciando de contenido, anulando aquellas propuestas que podían lesionar los intereses del partido, y la gente que no es tan tonta como a muchos les gusta pensar, fueron abandonando esas asociaciones sintiéndose engañados o traicionados y creando el caldo de cultivo de esa masa social tan grande que están descontentos, desengañados o simplemente hastiados de tanto político oportunista y de baja talla que suele circular por nuestra piel de toro.
Opaito, no surge, ni creo que llegue a surgir nunca ese ansiado partido, porque para hacerlo se necesitan muchas cosas. Se necesita dedicación y hoy en día nos cuesta mucho sacrificar el tiempo de ocio o de trabajo incluso para esos menesteres tan nobles. Se necesitan mujeres y hombres íntegros y no, corruptos, ambiciosos, lameculos, mercenarios capaces de apuñalarte –figuradamente hablando- en cualquier esquina por un poco más de poder, de dinero, otras dádivas o todas ellas juntas. Se necesita contar con estructuras mediáticas y con apoyos que hoy en día no se dan por nada, o a cambio de nada. Por eso es tan difícil que surja ese partido.
Y si hablamos de las personas, de una o un “líder” hay que reconocer que muchos pueden ser los llamados y pocos los escogidos. Optar por un cargo pequeño en un partido es algo relativamente fácil, alcanzar cotas mayores es más complejo. Aunque nos lo quieran hacer creer y nos lo vendan, la democracia interna no existe. Las listas de candidatos a esta o aquella convocatoria electoral se pactan y se cierran en los despachos de las altas esferas de los partidos y a veces incluso fuera de ellos sin que en ello tenga mucho o nada a ver la voluntad de las bases. Ni siquiera en los congresos internos de los partidos los delegados reflejan la voluntad de esas bases, ni tan solo se vota por convicción. Se vota por consigna y existen verdaderas luchas fratricidas tan solo por ser el primer secretario de una agrupación de barrio o de distrito.
Hasta tal punto ciega el poder y las ansias de alcanzarlo, y no me refiero a un solo partido. En todos, absolutamente en todos se dan estos casos de una forma u otra.
Y si hablamos de las cúpulas, estas están nutridas por personas que a fuerza de decirlo han llegado a creerse que el político pertenece a una clase especial, una élite a la cual no todos los mortales tienen acceso y esas cabezas pensantes se rodean de seres abyectos que les ríen las gracias y babean con la única esperanza de poder acceder a alguna migaja de poder, alguna acta de diputado o de senador.
No es la primera vez que he visto mujeres y hombres de una gran calidad humana y con las ideas meridianamente claras cambiar en sentido inversamente proporcional al lugar que van ocupando hasta apagarse como persona una vez han llegado a ser alcaldes, concejales, diputados, senadores, ministros o presidentes del gobierno.
No soy negativista aunque lo parezca, si hablo así es con conocimiento de causa. Dicen que los peores detractores de la iglesia se encuentran entre aquellos que han formado parte de ella y que por algún motivo han salido de su seno. Yo tan solo renuncio de los hombres, no de mis convicciones y a buen entendedor…………..
Ojalá surja alguien que sea capaz de anteponer la razón a la ideología, las personas a las siglas, los himnos o las banderas, que tenga capacidad de conocer y ser conocido, de ilusionarse y transmitir ilusiones, de emocionarse y emocionar, de llorar o reir porque lo sienta y no porque toque, de hablar sin mentir, de prometer y cumplir. Tal vez si encontrase a esta mujer a o a este hombre volvería a creer en la política y acaso me convencería de que vale la pena seguir luchando.
Mientras tanto, seguiré pensando que el patio político, por hablar de forma políticamente correcta, está lleno de leones con piel de lobo, que se comen a los lobos con piel de oveja, que a su vez se comen a las pobres ovejas.
Un abrazo a tod@s y….”haga como yo, no se meta en política”
jueves, 12 de febrero de 2009
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pues ya somos dos....aunque por desgracia yo trabajo con políticos....y te puedo asegurar que hay que tener estómago para aguantarlos...
ResponderEliminarsaludos
MacGyver: ni en la política ni en el fútbol.
ResponderEliminarNo obstante, considero que antes de que alguien quiera meterse en política debería pasar una criba como tiene que ser, un verdadero exámen donde no puntuén ni la elocuencia, ni la oratoria ni los amigos, ni la "casta" de dónde venga .... sino las ganas de trabajar por la coumunidad, las aptitudes innatas que tenga, las actitudes trabajadas que tenga.
En fin, y un buen trabajo sobre Sócrates y la Sofística, para subir nota.
como esa canción rumbera......"..son ilusiones....que vá, que vá, son ilusiones..."
Me ha gustado mucho tu entrada Mc Gyver, la verdad es que yo me siento también un poco así totalmente desegañado con la política.
ResponderEliminarTanto que tal como comentaba ayer con una amiga ya no tengo ni ganas de quejarme, me han aburrido totalmente...
Lo peor de todo como tu dices es que dificil solución tiene esto, el problema no es solo de los políticos y mucho menos solo del pobre Zapatero, que bastante tiene con lo que tiene...
El problema son los abyectos que lo rodean, los mafiosos que se relamen viendo la crisis y en mi opinión sobre todo como vengo diciendo desde hace muchos años de un importante sector de la prensa...
En este país la prensa independiente no existe, siempre es arbitraria y están costantemente influyendo en el discurrir de los problemas de nuestra tierra, aquí no mandan los políticos, manda el grupo Prisa y JJ, esa es la gran pena...
Un abrazo.