viernes, 8 de junio de 2012

LA DUDA: Reflexionada desde mis entrañas(II)




Hay una línea que divide a la duda en dos situaciones contrapuestas. Una es la inseguridad y otra es el temor. Manejar esta dos situaciones es un trabajo valiente que con solo una reflexión honesta de la situación y de mi mismo puede resolver este conflicto emocional

La primera, la inseguridad, es dañina. Me paraliza, nubla mis ideas, rompen mi equilibrio, me cuesta responder a cualquier estimulo porque en el fondo no soy capaz de dar el paso decisivo para enfrentar con valentía la situación. Si permanezco por mucho tiempo inseguro puede provocarme ansiedad, fatiga mental y finalmente hundimiento espiritual.

La segunda, el temor es bueno si lo tomo como una muestra de cautela y no permito que se convierta en miedo. El temor debe ser siempre un escalón hacia la prudencia, una forma de mirar en su justa perspectiva la decisión que tengamos que tomar o soportar. Pero si ese temor te empuja a retroceder sin haber antes examinado cada una de las posibilidades y causas de tus decisiones, el miedo habrá podido contigo y por tanto pierdes tu voluntad de decisión.

Para cuando esto me ocurre siempre tengo dos fórmulas que me dan resultado:

* Una es calmar mi mente y mi espíritu. Dejo hablar a mi conciencia, miro el daño colateral que puede ocasionar mi decisión.

* La otra si aún así la duda persiste busco ayuda en alguien de confianza, pido consejo a otra persona que seguro puede darme ese “click” que por mi solo no escucho.

El resultado casi siempre es positivo, porque el hombre que piensa solo en él , la mayoría de las veces solo piensa en beneficio de si mismo.



2 comentarios:

  1. Me encantan las reflexiones filosóficas Opa, no puedo resistirme a ellas. Ahí voy...
    Por más que lo intento no soy capaz de entender que la inseguridad y el temor sean dos situaciones o en todo caso dos emociones contrapuestas. Más bien yo diría que el uno es consecuencia de la otra si hablamos del temor a enfrentarnos a una situación cuya resolución depende de una decisión correcta.
    Por el contrario si ese temor, tal como tu lo defines a continuación, es una actitud de prevención natural, entonces deberíamos contraponerle la osadía,el atrevimimiento, pero no la inseguridad.
    Con respecto a lo de pedir consejo, tengo mi propia teoría al respecto. Pedimos consejo no para seguirlo sino como un medio para confirmar lo que de antemano hemos decidido y queremos y es ni más ni menos útil que echar una moneda al aire,excepto por el aporte literario que conlleva el primero y del que carece la segunda opción.
    Me explico con un ejemplo que puede parecer simplista pero la claridad del concepto lo justifica. Si dudo entre ir al cine o a pasear por el campo y tiro una moneda al aire, según lo que salga me sentiré a gusto con el resultado o incómoda. Es una sensación que dura un segundo pero suficientemente clara como para saber si la moneda ha acertado con lo que de antemano ya era mi preferencia... es decir, la moneda es tonta, pero mi cerebro no y hay una elección previa que desconozco hasta que la moneda me la confirma o me la contradice.
    Moraleja..."hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes" (maestro yoda)
    Un abrazo.

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  2. Yo pienso que cuando tu vida y tu voluntad la pones al cuidado de Dios, en estas situaciones de "Dudas", me paro y acepto lo que me perturba, com alegria, pues si has hecho lo que tu puedes, "es" lo que te toca vivir y tienes que tirar del carro siempre palante, te guste o no, este ejersicio es constante y sacar el valor de lo mas hondo de tu ser.
    Se que no te gusta que te den las gracias, yo te las doy , y te pediria que sigas, a mi me hace mucho bien.
    Os quiere

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