lunes, 19 de octubre de 2009

ALGO QUE CELEBRAR

Hola a tod@s:

Como si se tratase de la mejor noticia del mundo, el viernes pasado recibía en casa a mis hijos David y Gemma que venían a compartir con Ana y conmigo que les habían concedido la hipoteca que les permitirá acceder a un piso, de segunda mano, mayor y donde mi nieto Samuel podrá disponer de una habitación en principio para él solo, y que compartirá en caso de que sus padres decidan o puedan permitirse tener otro hijo.

Hacía escasamente una semana que celebraba con unos primos el haber conseguido una vivienda de alquiler mucho mejor de la que disponían, gracias al esfuerzo propio y al que desinteresadamente prestaron familiares y amigos.

Como decía parecía la mejor noticia, y para ellos la era, aunque no deja de resultar una triste paradoja que brindásemos por el hecho de haber quedado sujetos por cuarenta años a una cuota que representa casi el 100% del sueldo de mi hija o casi más de la mitad, si es que no lo supera, el de mi yerno. Celebramos que aún después de la edad de jubilación de ambos, si es que se mantiene para cuando ellos lleguen a los 65, continuarán pagando por un piso de no más de sesenta metros cuadrados.

Para ese otro día, el de la liberación de la hipoteca, que supongo celebrarán aunque con cautela no fuera a ser que el júbilo les provoque un “yuyu” que se los lleve, la vivienda ya será tan vieja que precisará de iguales atenciones que los achaques que ellos tengan. Es decir que mi nieto que entonces será un hombre maduro, probablemente mire con envidia a sus padres pues también él estará sujeto a esa maldición llamada hipoteca, mientras piense en el saldo de vivienda en que se convirtió la casa en que paso la mayor parte de su vida.

Este es un matiz de la sociedad que hemos creado y en la que nos desenvolvemos. Pensamos y hasta nos lo creemos que vivimos en un estado del bienestar, dentro de una sociedad libre dentro de un mundo desarrollado. O ¿acaso no creemos esas afirmaciones?

La realidad nos guste o no, la queramos admitir o prefiramos cerrar los ojos a la evidencia, es otra. Vivimos en un mundo de esclavitud, en el que aunque no nos castiguen a latigazos, estamos sometidos, a bancos, financieras, entidades de crédito etc.

El encontrar una primera ocupación, mantener el puesto de trabajo, o recuperar un trabajo tras meses o años de paro se convierte en una fiesta. El poder acceder a una vivienda, que es un derecho de cualquier ser humano, aún a fuerza de esa esclavitud a la que antes me refería, es motivo de alborozo. Y así podría ir desgranando motivos por los que celebramos el poder conseguir o acceder a toda una serie de derechos fundamentales del ser humano como son el derecho a la sanidad, la educación, la alimentación, el ocio, que debieran ser dados gratuitamente y no concedidos, muchas veces de forma arbitraria, como si de un privilegio se tratara.

No es cierto que vivamos en una sociedad tan libre como a veces queremos o nos quieren hacer creer.

Una de las frases de la fórmula del equilibrio dice: No te compares con nadie pues puede que te vuelvas vano o amargo pues siempre encontrarás alguien peor o mejor que tú.

Evidentemente no había por menos que celebrar ”la hipoteca”. Muchos otros ni siquiera pueden hacerlo por más que lo intentan, pero a pesar de ello, el cava me supo un poco amargo cuando lo tomaba y me preguntaba donde están los que debían recoger el testigo de la lucha para intentar avanzar un poco más, para llegar a ser un poco más libres, un poco más felices.

Después me dispuse a ver la televisión, hacían uno de esos programas que nadie ve y todos vemos, de esos que mi primo el Cabreado tan bien definía el otro día, y me sumergí en sus imágenes y me emborraché de absurdos cotilleos, intimidades al descubierto y otras “lindezas”, hasta olvidar que aquellos que desfilaban ganan en una noche lo que yo en un año aunque también ellos sean esclavos de sus propias miserias.

Al día siguiente me despertaba resacoso de chismorreos y debates cloaqueros con la noticia de la muerte del periodista Andrés Montes y su frase “La vida puede ser maravillosa” y sonreí al cielo pensando: Tenías razón, a pesar de todo puede ser maravillosa.

Un abrazo a tod@s

6 comentarios:

  1. No has podido expresarlo mejor. Extraordinario post.
    Un rampyabrazo

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  2. no se puede decir más claro y mejor...

    brindo yo tambien con ese cava agridulce por mejorar esta sociedad de locos...

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  3. Buenas noches MacGyver, así están las cosas. Me parece una barbaridad lo de las hipotecas a 35 o a 40 años, eso debería estar prohibido. Del mismo modo que también debería ser ilegal el precio al que está la vivienda.
    40 años son muchos y en 40 años pueden pasar muchísimas cosas.
    Hace tres años quise meterme en una hipoteca, tenía una buena nómina,trabajo fijo y en esa época todavia los bancos no te preguntaban demasiado a la hora de concedértela. Cuando me senté a pensarlo friamente, estudié todas las opciones y llegué a la conclusión de que eso no era lo que quería. Yo no quería estar pagando mil euros durante cuarenta años(mil euros que en menos de un año se convertirían en 1200 euros).
    Hoy en día tener un trabajo fijo no te asegura que lo vayas a tener toda la vida.
    Yo era de las que pensaban que irte de alquiler era tirar el dinero. Hoy mi mentalidad ha cambiado bastante. Es cierto que estando de alquiler, la casa jamás será tuya pero.... ¿qué me importa?. Lo que está claro es que la vida es muy corta para vivir solamente para pagar una hipoteca. La vida es para trabajar si, pero también para disfrutar, salir, pasear, poder tomarte unas tapas con los amigos.... no ahorcarte pagando una hipoteca porque al final de tu vida te darás cuenta de que solamente has vivido para pagar una casa. Todo esto es muy triste.
    Pero bueno, como se suele decir: Por más buena o mala que sea una situación, algún día cambiará.

    Besitos

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  4. Diez MacGyver.

    No estamos en una época de bienestar social por mucho que se empeñe el Gobierno, no señor. Cada vez los jovenes lo tienen más dificil; el acceso a la vivienda, al trabajo y a un futuro esperanzador. Y eso va en contra de la copnstitución que tanta gente firmó y de la que nos refriegan cada cierto tiempo por la cara.

    Uno que ya tiene más cerca la jubilación mira hacia atras y ve que triste porvenir tiene nuestra juventud y aunque yo también estoy embargado hasta la frente noto la diferencia que hay entre el comienzo de mi hipoteca y la de tus hijos, ellos empiezan con un futuro muy incierto y con la crianza de una familia, los de mi edad al menos ya tenemos hijos criados y colocados en sus sitios y con un presente más o menos estable, que te hace mirar al futuro con cierta tranquilidad, pero .... ¿y nuestros jovenes?.

    No obstante celebremos que al menos Gema y David pueden comprar su necesitada casa y pronto podamos verla y tomarnos unas tapitas en ella.

    Beto mandame ya la foto de Samuel vestido del cadi, quilla.

    Besos

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  5. Unos lo llaman a esto la sociedad del bienestar, otros la sociedad de la solidaridad y muchos nos sentimos como autenticos IDIOTAS y no podemos hacer nada, el mundo es así.

    Un abrazo.

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  6. Buenísimo el post y mejor el broche final, poco se puede añadir, al final somos como hienas, comemos mierda... pero siempre reímos.

    un abrazo mcgyver

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