Hace un año o quizá dos, pasaban en televisión un anuncio en el que dos jóvenes desde diferentes perspectivas la del despilfarro y la supuestamente ecológica llegaban a un mismo final, el caos.
El cambio climático es una realidad y quien no lo reconozca es que o bien está carente de todo sentido y sensibilidad o forma parte de la legión de hipócritas que pululan por nuestro globo terráqueo.
Si por ejemplo mañana todos decidiésemos prescindir de todos los emisores de gases a la atmosfera, algo realmente utópico y casi imposible, tardaríamos poco a sumirnos en un auténtico caos del que no sabríamos salir.
Hoy en día los alimentos que consumimos no se generan en el lugar donde residimos y no es por una cuestión de mano de obra/precio, que también, es que no existe un solo país que sea autosuficiente ni en el caso de los alimentos ni en el de otras materias primas o manufacturadas, ni siquiera ese supergigante que todos tenemos en mente es capaz de autoabastecerse porque debido a su vasta superficie necesita de aviones, vehículos, trenes, etc. Para hacer llegar sus productos de extremo a extremo.
Tampoco existen energías totalmente limpias e inocuas. La electricidad, precisa de grandes embalses, centrales térmicas o nucleares. En el primer caso la capacidad de los embalses modifica valles y montes, sacrificando terrenos de cultivo, pastos e incluso asentamientos humanos. Las térmicas precisan de combustible que las hagan funcionar, combustibles que a su vez lanzan a la atmósfera gran cantidad de vapores contaminantes y las nucleares solo precisan de una fuga para poder desencadenar tragedias como la de Txernobil por citar solo una.
Existen alternativas para la obtención de electricidad, tales como la transformación de la energía solar o la energía eólica, pero la extensión de terrenos que precisaríamos para obtener la suficiente electricidad que permitiese desterrar otras formas de energía o de conseguir esta, sería impensable y eliminaría muchísimo más terreno hábil que los afectados por embalses para el caso de la energía solar.
La energía eólica produce asimismo otro tipo de contaminación, como la acústica sin olvidar que los campos magnéticos que generan a su alrededor, aún son objeto de numerosos estudios para saber el grado de peligrosidad que representan.
Por otro lado la demanda de todo tipo de energía es cada vez mayor. Nos hemos hecho electrodependientes y es difícil concebir la vida sin electricidad de la misma forma que no concebimos nuestra vida sin el coche o la moto siendo igualmente dependientes de los hidrocarburos.
Los biocarburantes tampoco son solución. La sola demanda de cereales para la fabricación de estos ha supuesto el encarecimiento de los primeros hasta límites insospechados aumentando la gran brecha entre los países del mal llamado mundo desarrollado frente a los países subdesarrollados.
Se nos dice que hemos de prescindir de las bolsas de plástico ya que este elemento, el plástico, es un derivado del petróleo y se nos plantea el uso de bolsas de papel, pero para la fabricación del papel se necesitan ingentes cantidades de celulosa que se obtiene básicamente de los árboles por lo que si aceptamos este cambio, se desforestará más rápido que se repoblará.
Cada acción tiene una reacción y ya hace mucho tiempo que el frágil equilibrio en que se basa la naturaleza ha sido interferido sin que se vea posibilidad alguna de recuperarlo.
Desde radio La Colifata se nos dice que el ser humano es extraordinario. Esa es una afirmación muy sutil que puede interpretarse de formas muy diversas. El ser humanos es extraordinario por ser el único animal capaz de destruir su hábitat y el de todas las especies que le rodean sean animales o vehgetales en aras de un desarrollismo equivocado y una pretendida evolución, al mismo tiempo que es capaz de llegar hasta otros planetas.
Somos capaces de crear ingenios nanotecnológicos que pueden salvar vidas, mientras creamos armas capaces de borrar todo signo de vida sobre la superficie del planeta.
Hemos sido capaces de llegar a cotas de conocimiento sin límites, pero hemos olvidado la lección del equilibrio.
Soy de los que mantengo y defiende a ultranza que la solución de los problemas, los pequeños y los grandes empieza desde abajo y sube hacia arriba y no a la inversa. Somos nosotros como seres individuales quienes tenemos no solo las herramientas, si no el poder para cambiarlo todo, solo hace falta voluntad y convicción. No se trata de esperar que los demás hagan algo o que se muevan para hacer yo lo propio, se trata de estar atento a lo que los demás hagan sin dejar de moverme yo.
Se trata “solamente” de mantener el difícil equilibrio.
jueves, 24 de julio de 2008
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