Carta a mi hijo Raul

Hola hijo, ¿como estas?:

Ya ves como pasa el tiempo, hoy hace cuatro años que te marchaste y ha pasado todo tan rápido… Por aquí ya sabes, todo marcha bien, como a ti te gustaba, seguimos nuestro caminar diario combatiendo tu ausencia, porque aunque sabemos que donde te marchaste ha sido lo mejor, aun cada segundo permaneces en el recuerdo, aunque lo tenemos asumido muy dignamente, hay momentos que se hacen muy duros.

Tus hermanos están bien, ya sabes, la Beto emancipada y con su novio en Barcelona, ha sido un cambio muy fuerte para ella, pero creo que lo lleva muy bien, al menos la vemos muy contenta, aprendiendo catalán y todo (quién te lo diría, jajaja). La carrera la lleva bastante bien y su novio es una buena persona, te hubiera gustado conocerle, seguro que con el carácter que tiene hubierais sintonizado mucho, se parece en muchas cosas a ti.

De tu hermano ya sabes, ahora está cerquita trabajando, no estábamos muy a gusto de que estuviera en Venecia, solo, con lo delicado que es para las comidas y con lo que le gusta vivir bien, y que su madre le prepare las habichuelas con arroz, menos mal que ya está aquí cerquita, a una hora de casa y todas las semanas viene, este fin de semana nos vamos nosotros allí, esperemos que no pasemos mucho calor. Ya ves el tío, consiguió lo que quería, dirigir un hotel y sé que estas orgulloso de el, como lo estamos nosotros.

Mamá con sus cosas, con su trabajo en el Eroski, muy contenta, viviendo como una reina, como yo le digo, ya incluso se atreve a ir a Conil con el coche ella solita, jajaja y como sabes cada día mirando tu foto y dándole el beso correspondiente. Sé que ella tiene momentos difíciles, al igual que tus hermanos, pero sabe disimularlo muy bien y en el fondo es lo que decimos siempre, el que te marcharas fue quizás lo mejor. A veces hablamos de tu enfermedad y siempre estamos de acuerdo que lo que quedaba por venir era lo peor y ella no sabe si hubiéramos resistido tanta pena. Nos reímos mucho recordando tus manías, las siete en punto para merendar, con el bocadillo en las piernas esperando que empezara el programa para darle el primer bocado, las doce menos cinco y el “macuesto” desde media hora antes. Recordamos mucho tu licenciatura, tu premio de carrera, tu risa con las series de la tele, tu casa te la tiene tal cual, no veas lo que me ha costado quitarte la impresora, pero bueno, es normal.

De mí, cada día te lo cuento, te echo mucho de menos, es normal, aun me sigue costando ver el futbol solo o entrar en tu casa y no verte, o darme un baño en la piscina y no poder decirte, “Luca báñate” y tambien eso echo mucho de menos, el que ya no escucho que me llamen Luca, como nos deciamos mutuamente, pero lo llevo bien.

Me ha quedado tu mejor recuerdo, el del hijo bueno, como lo son tus hermanos. El recuerdo que siempre nos dejaste de ser una persona luchadora, a pesar de tus dificultades físicas, que nunca se derrumbaba, que siempre sonreía, que animaba continuamente a sus amigos, que nos dabas ejemplo de superación, de felicidad, de cariño. Me siento orgulloso de haber sido tu padre, aunque como dice tu hermana, parece que el padre era tú y yo el hijo.

Bueno hijo, que decirte más, solo que me hubiera gustado que hubieras escrito en este blog, como lo hacen tus hermanos y algunos de tus amigos, esos que estuvieron contigo en sus últimos momentos, cuando dejaste de respirar de pronto, en tu última marcha y que vivieron con nosotros esa trágica noche y que desde entonces los tenemos adoptados como hijos.

Sé que donde estas ahora es mejor sitio, por eso estamos tranquilos y sé también que cuidas de nosotros. Estarás en nuestros corazones siempre porque dejaste huella para ello y estate tranquilo que tu casa sigue siendo una alegría, tu hermana vive en ella cuando viene de Barcelona y tu hermano hace unos karaokes allí que es para mearse, que malo son cantando, ya ves “El Lerele” sigue llena de felicidad y luz como te gustaba a ti.

Ah, si puedes, échale una manita a tu tío Popo que sigue malito y no mejora mucho. Y de paso otra al Cadi que lo tiene chungo.

Muchos besos hijo allí donde estas y siempre estarás con nosotros vivo, en nuestros corazones.