CUANDO UNA VIDA DEPENDE DE UNA PULSERA

Aunque lo parezca, este no es post anunciando una película, por su nombre podría serlo, pero desgraciadamente es el título de una tragedia, la que ocurrió este fin de semana en Pontevedra cuando un maltratador, para más vergüenza con permiso carcelario, asesino a su novia.

Hasta aquí podíamos pensar que es un acto más de estos desgraciados sucesos que leemos en las páginas de los periódicos o escuchamos en las emisoras de radio y televisión todos los días, pero el caso es aun mucho más vergonzoso y mezquino, ya que este sujeto pudo cometer el acto con total impunidad al fallar “la pulsera” que activa el GPS que avisa que está dentro de la zona de exclusión establecida.

Pero aún hay más, este bicho después de matar a su actual novia, se dirigió al domicilio de su ex esposa, la cual por fortuna no estaba en casa, pero si tuvo agallas para apuñalar a un matrimonio vecino que habían declarado como testigos en el juicio por el que fue encarcelado y posteriormente a un policía cuando fue detenido.

Como podemos ver, toda una prenda a la que se le aplica salida pernocta poniéndole como medida preventiva una pulsera que falla. Esta es la solución eficaz para acabar con la violencia de género, eso es lo que para nuestra justicia vale una vida, una pulsera electrónica.
Pero este caso, esta pulsera, es una de las miles de pulseras que llevan las mujeres maltratadas y los becerros maltratadores y la única defensa que tienen, hasta que son asesinadas. Ahora nos puede salir la Tere Fernández diciéndonos que es un fallo del dispositivo. O el mismísimo ZP tranquilizándonos que no volver a ocurrir y que la justicia será implacable con estos bichejos. Entonces yo le contestaré… ¡¡un mojón!!

Me explico. Este dispositivo, como todos sabemos, tiene un alcance de 500 metros, ese es el perímetro de actuación que tiene la policía cuando salta la alarma de la pulserita, pero lo que no nos dice, en lo que nos mienten, es que un policía puede tener bajo su protección hasta a 100 mujeres maltratadas, así que ya me podrán decir que si saltan tres alarmas a la vez donde acuden.

No quiero culpar de este desgraciado error ni a ZP ni a sus zapatistas, quiero pensar que el problema reside en que nuestros dirigentes no saben.

Acabar con la violencia de género no es poner remedios como pulseritas, ni policías con elevadas protecciones a su cargo; para acabar con ella hace falta ser menos tolerante, menos progresista, creer menos en las palabras de los delincuentes y actuar con firmeza contra quienes infringen las leyes o quienes no las aplican. No se puede dejar en la calle a quien con toda seguridad reincidirá en el delito. No se puede creer el informe de un Psicólogo o a un Director de Prisiones porque el cabrito maltratador, tenga buena conducta en la cárcel. Si algo tienen los asesinos, es sangre fría y alguien con sangre fría, sabe que es muy importante mantener una conducta inadvertida. Por tanto buena conducta para cometer su delito.

Hay que aplicar de una puta vez las leyes con total firmeza, expulsar a los jueces que hagan dejación de sus funciones o se pasen estas por el forro; que los hay. Hay que dejar en las cárceles, pero como presos, a esos psicólogos o psiquiatras, que elaboran informes benévolos, seguramente influidos por síndromes de Estocolmo, a violadores, pederastas y maltratadores , cuando estamos hartos, hartos, de comprobar que estos jamás se curan.

Estoy posicionado en contra de la pena de muerte, pero me posiciono a favor del cumplimiento total de la condena. Esto hay que pedirlo ¡¡ya y de una vez!!, privación total de libertad para quienes cometan delitos de sangre, reclusión mayor para quienes vejen, maltraten o violen. No menos de 30 años.

Quiero recordar además, que cuando alguien maltrata a una mujer no solo la maltrata a ella, maltrata a toda su familia y a toda una sociedad por lo que el delito es mayor.

Hoy no escribo el post cabreado, lo hago dolido y herido en el sentimiento porque muchas veces, la mayoría, esperamos siempre la justicia Divina y cuando falta la justicia divina y últimamente creo que Dios esta tan harto de nosotros que hasta el mismo pasa, hay que aplicar la justicia humana y la justicia humana siempre ha sido: “quien la hace, la paga”. Pero pagarla de verdad y no poner una “pulserita”, porque ni de una pulserita, ni de diez, ni de cien, ni de cien millones; pueden depender una vida.

A ver si te enteras Zapatero.

Grrrr ¡¡ay oma!!