Hola a
tod@s:
Hoy he sabido que según declaraciones de un directivo de Sony, España podría ser el segundo país tras Corea del Sur en ser vetado por las compañías distribuidoras de DVD de Hollywood por el aumento de la piratería, lo que hace, siempre según dicho directivo, que el mercado deje de ser viable para dichas compañías.
Una vez más y como siempre se busca el culpable en los españoles que decidimos bajar, ahora películas, ahora música o software a través de internet. Será nuestra la culpa de llegar a producirse la decisión que apunta ese directivo, como lo es, según la Ministra de cultura, que se pierdan puestos de trabajo en los establecimientos de alquiler de películas o en los teatros y/o cines de nuestro país.
Recuerdo haber hecho una entrada hace ya mucho tiempo acerca de la cultura y el ocio en este país, pero no estará demás que vuelva sobre ello.
La cultura y el ocio, señora Ministra, es un derecho de todo español incluso de aquellos que no disponen de un empleo gracias a la mala gestión de los que no tienen problema alguno para asistir a un estreno de teatro, cine, ópera, música, etc. gratuitamente y si se me permite, diría que precisamente estas personas a las que me he referido, las desempleadas debieran tener un derecho preferencial a la hora de acceder a la cultura.
Señora ministra y demás personas que desde el mullido de los asientos de sus despachos se atreven a criminalizar y repartir culpas entre los demás pero no se atreven a ver sus propias responsabilidades. En España la cultura puede que según dicen Vds. no sea cara, pero lo que es indiscutible es que no es asequible para todos los españoles y solo lo es para unos pocos.
Acudir a un cine cuesta, en el mejor de los casos entre 6 y 8 euros, y eso a quien tenga la suerte de contar con salas de proyección en su propia localidad, si no es así habrá que añadir el coste del combustible o del transporte público, si es que este coincide con los horarios de las proyecciones o si los hay. Ahora multipliquen Vds. el precio de las entradas por el número de integrantes de una familia y explíquenme si es o no asequible.
Pongamos ahora sobre la mesa lo que cuesta acceder a un concierto de cualquiera de los cantantes de primera línea o a un musical cualquiera. Primero deberemos volver al comentario anterior. Desgraciadamente son muchas las capitales de provincia en las que no recalan estos espectáculos y muchísimos más los habitantes de miles de pueblos que se pueden mojar las ganas en un café. Pero aún y así, si eres uno de los afortunados que pueden optar por asistir a un concierto, puedes ir preparando entre 40 y 60 euros por una entrada “normalita” porque si quieres una platea, puedes ir subiendo el coste.
¿Un partido de futbol?, ¿Un acontecimiento deportivo? ¿Una función de teatro? ¿Un concierto de música clásica? Sea lo que sea, tiene un coste desproporcionado respecto de los ingresos medios de cualquier trabajador, mucho más si se trata de un estudiante, un pensionista o un desempleado.
Si hablamos de lectura, el precio de los libros no baja de los 18 euros, salvo que esperemos a veces años a que salgan ediciones de bolsillo.
¿Las bibliotecas? Cada vez hay más, es cierto, pero están nutridas de títulos que en la mayoría de los casos no resultan apetecibles y las últimas publicaciones no siempre llegan y cuando lo hacen, lo son en un número tan limitado que puedes esperar meses hasta tener acceso a ellas y eso sí debiendo devolverlas en un plazo máximo de dos semanas por lo que debes leerlo a marchas forzadas.
Nuestras televisiones, ya sean públicas o privadas nos obsequian con películas proyectadas hace ya muchos años y las de calidad son muy escasas y muchísimas veces sus pases son a horas realmente intempestivas, por lo que o dispones de un equipo de grabación que supone un gasto adicional considerable o no puedes verlas. Si se trata de obras teatrales, la oferta es prácticamente cero, si son conciertos de música actual, más de lo mismo.
Existe la alternativa de estar suscrito a canales de pago lo que supone un aumento en el número de películas de calidad y un ahorro de tiempo de espera para poder visionar películas de estreno reciente pero su coste no está ni mucho menos al alcance de todos.
Con los videoclubs ocurre como con las bibliotecas. No se dispone de los últimos títulos de estreno y los nuevos títulos que llegan lo son en número escaso y por lo tanto difícil de conseguir.
¿Queréis que hablemos del software? Las grandes multinacionales no se cansan de sacar nuevos sistemas operativos con una frecuencia cada vez menor, pero con unos precios que pueden suponer en algunos casos hasta el 50% del sueldo mensual de muchos trabajadores.
Así el panorama, ¿se nos puede acusar de piratas cuando bajamos un Cd, una película o un programa? Yo creo que no.
¿Quieren soluciones? Pongan Vds. la cultura al alcance del pueblo, háganla asequible y yo les aseguro que el problema de la piratería disminuirá notablemente. Ah por cierto. Yo hago este tipo de descargas, pero no por ello dejo de ir a un cine cuando puedo, o me compro un DVD si la película merece la pena ser guardada, o un CD si me llegan gustar todos los títulos, algo siempre difícil, ni cambio un concierto en directo por una filmación. Así pues, no me siento un pirata ni un ladrón del pan de otros trabajadores como yo. Solo soy uno más que quiere disfrutar de un derecho que se le niega.
Ladrón es en cualquier caso quien roba, sea a muchos o a pocos, pero el saber popular que es el más sabio, reconoce que ladrón que roba a un ladrón cien años ha de perdón. Así que perdóneme Sra. Ministra, pero mientras no deje Vd. de robarme a mí, mi derecho a la cultura, yo no dejaré de bajar de internet lo que precise y tenga al alcance de mi ratón de ordenador.
Y vosotros ¿qué opináis?