Hola a
tod@sComo si fuese por azar, aunque no lo es, los medios de comunicación se han puesto de acuerdo para poner sobre la mesa el deterioro de la convivencia cívica con especial incidencia en Barcelona, en lo que se refiere a la prostitución callejera aunque este tema sea extensible a otras ciudades.
Desde que tengo uso de razón y aún antes, aunque no entendiera ni lo que eran, lo que hacían y el porqué de todo ello, ya había en esta ciudad, como lo puede haber en otras tantas, prostitutas en la calle. Ocurre no obstante que antes, estas se limitaban a estar ahí quietas o paseando y acaso bisbiseaban alguna que otra frase insinuante a quienes ellas querían y ahora no. Desde hace unos años y con la irrupción de mafias, sobre todo de los países del Este, estas mujeres se han vuelto más agresivas y acosan a los hombres asiéndolos del brazo, efectuando tocamientos e incluso ofreciéndose aunque este vaya acompañado de pareja.
En ocasiones, esto lo hacen varias chicas, sobre todo en el caso de turistas, con la única intención de acorralar al “pardillo” de turno, para robarle. Estas prácticas las llevan a cabo sobre todo mujeres que provienen de países subsaharianos. Con la irrupción de este colectivo, la zona de las ramblas de Barcelona y el famoso mercado de la Boquería han quedado incluidos dentro del perímetro de la prostitución callejera.
De nada ha servido que el Ayuntamiento dictará normas de civismo que entre otras perlas, multa tanto a quien ofrece servicios carnales como a quien los solicita.
Pero aquí es donde a mi entender falla el sistema, bien sea por ceguera o por pura hipocresía. La prostitución es, según se dice, el oficio más antiguo del mundo, no sé si será así, pero desde luego es sino el más antiguo uno de los que más. Siempre ha habido quien ha visto su cuerpo como objeto susceptible de efectuar tratos mercantiles y siempre ha habido quién pagará por obtener los “favores” de quien se ofrece.
Prostituirse no es tan fácil como se pueda pensar. Para hacerlo se precisan como en cualquier otro trabajo, ciertas condiciones: belleza, juventud, saber seducir, mentir, escuchar, etc. por lo tanto y atendiendo a las dos primeras condiciones, es una actividad cuya duración es efímera. Existen categorías como en cualquier otra ocupación, y salvo las de muy alto standing, y aún en esta categoría no todas, el resto no puede ser selectiva a la hora de elegir a los clientes, por lo que sus contactos abarcan un amplio espectro de individuos. Pero ni siquiera la posibilidad de elegir les garantiza una absoluta seguridad. El personaje más bien vestido, educado y atractivo, puede encerrar la más abyecta bestia, sádica y depravada que se pueda pensar. Es por otro lado una actividad no exenta de riesgos para la salud y la seguridad y una actividad en la que ser autónoma no es nada fácil y donde los "protectores" abundan llevándose la mayor parte cuando no toda la recuadación conseguida.
¿Quién y por qué se dedican a esto? Como ya he dicho antes no es quien quiere sino quien puede, y aunque hoy en día los cosméticos puedan hacer maravillas, no olvidemos aquello de que aunque la mona se vista de seda….. El por qué, es más complejo. Hay quien lo hace por vicio, por entender que es una forma fácil y rápida de ganar dinero. No sienten escrúpulos de sí mismas. Hay quien lo hace por subvencionarse los estudios o para aportar dinero extra a la economía familiar, (nos asombraríamos si supiéramos cuantas mujeres a espaldas de sus parejas lo hacen mientras estos creen y afirman que sus mujeres son las mejores administradoras del mundo) en otros casos lo saben y aceptan aunque jamás trascenderá fuera de la casa, hay también quien lo hace por necesidad, agotadas las posibilidades de trabajar en cualquier otra actividad y ante la perspectiva de caer en la pobreza, entendiendo esta y en esta ocasión, la que relacionamos con carencia de techo y comida deciden probar esta opción. Por último estarían las que han sido obligadas mediante engaños y/o amenazas, víctimas de auténticas redes mafiosas.
Y ¿Quiénes están en el otro lado, quiénes demandan estos servicios? Durante muchos años, cuando el sexo era un tabú y la mujer estaba obligadamente reprimida por usos y costumbres que hoy parecen más propios de la edad media que del siglo pasado, los clientes eran de todo tipo y sus motivos variopintos. Pero hoy en día, diríamos que quienes acuden a estos servicios, son aquellos que son incapaces de tener un encuentro casual o una relación estable, ya sea por timidez o tener un nivel intelectual muy bajo, o bien porque piensan que las mujeres buscan en el hombre, experiencia en el campo sexual se puede tratar de gente joven, pero también de gente en edad madura que en el decurso de los años siguen sin saber seducir, ni encontrar y/o mantener pareja. Los hay solteros, pero también hay casados que no encuentran satisfacción plena en su relación de pareja y prefieren esta vía en vez de la del diálogo o bien acuden por curiosidad o por morbo. Personas con defectos físicos o psíquicos que de no ser de esta forma no podrían tener relaciones sexuales, hombres mayores que estando solos, aún sienten esta necesidad . Y dentro de este espectro, los hay de todo tipo: normales y viciosos, aseados y sucios, educados o asalvajados, sanos y enfermos.
No he considerado, como alguien pensará, a aquellos que consideran la violencia no consentida en el sexo como algo normal. Y no los considero porque quien así piensa, aún y a pesar de poder utilizar la prostitución, obtiene su placer precisamente en someter a la otra persona sin consentimiento de esta.
¿Podría regularse esta actividad? Sin duda alguna podría hacerse de forma que las mujeres tuvieran una vigilancia médica permanente que aunque no rebajase o tal vez sí, el riesgo de ser contagiadas, redujera eso sí, el riesgo de contagiar enfermedades de transmisión sexual a sus clientes. Podría delimitarse esta actividad a determinados lugares, lejos de colegios o de otros lugares donde dicha actividad puede molestar al resto de la ciudadanía. Se evitarían las escenas que ahora vemos y tanto escandalizan en la calle y entonces sí habría una justificación clara y defendible de las sanciones. Se evitaría, en parte, la existencia de los “chulos” y los proxenetas, y se podría garantizar un poco más la seguridad tanto de clientes como de las prostitutas.
Estoy convencido de que muchas personas agradecerían el poderse quitar de encima el peso de tener que compartir en su propia escalera la existencia de pisos donde de forma escondida se ejerce la prostitución y/o locales donde tras una apariencia de negocios como peluquerías o centros de masaje y/o bronceado se alternan dichas actividades con las otras.
Regular como he dichos e puede regular, de una forma o de otra. Y como botón de muestra dos paises. Mientras en Holanda se permite y está regulado (barrio rojo de Amsterdam) en Suecia está completamente prohibida y penada con carcel tanto a quien la ejerce como a los clientes.
Hay asociaciones de mujeres en España que piden la prohibición expresa de la prostitución argumentando que la misma significa una degradación total de la mujer y no seré yo quien diga que tal vez no lleven buena parte de razón. Pero cuando se es tan rotundo en las exigencias se han de dar alternativas viables para reorientar, en este caso, a estas mujeres hacia otras actividades, tal vez menos lucrativas, pero más seguras. No vale expresar lo que no queremos o donde no lo queremos y al mismo tiempo "lavarnos las manos" en cuanto se nos pide que digamos que alternativa hay. Y también se ha de pensar en los colectivos de personas que como ya he citado antes, de no ser por la existencia de estas profesionales del sexo pagado, no podrían mantener o no tendrían relaciones sexuales. Aunque no nos guste hablar de ello, o nos desagrade siquiera imaginarlo, no se puede agravar más la marginación de estos, coartando sus libertades a golpe de ley, real decreto u ordenanza.
A estos colectivos de mujeres se suman otros colectivos defensores de las buenas costumbres, de la familia, etc. entre cuyos miembros se encuentran muy a menudo quienes hacen bueno aquello de: Haced lo que yo os diga pero no lo que yo haga. Y a estos aún se añdaden, algunos políticos que condenan estas prácticas, pero que son clientes habituales de alguna que otra “sauna” .
Por ello creo que debemos quitarnos la venda de los ojos, despojarnos de la hipocresía y tomar el "toro por los cuernos". Si se quisiera se podría solucionar el problema, pero pasa como con todo: Poderoso caballero es don dinero y el sexo mueve muchísimos millones de euros.
Por último quiero hacer una aclaración. Al hablar en esta entrada de prostitución, lo he hecho en clave de mujer, pero la prostitución a pesar de utilizar el sexo, no entiende de sexos. Lo dicho, también es aplicable a la prostitución masculina.
Pero me gustaría saber que opináis vosotros. Un abrazo.